Conocíamos a Miguel ya de algún tiempo cuando un día se me acerca y me dice, “mira, no queríamos celebrarlo, pero en el último momento hemos decidido que si y necesitamos que seáis vosotros quienes nos guardéis esos momentos, nos queda un mes”
Por casualidades del destino que quería que fuéramos nosotros, aunque teníamos octubre casi cerrado, ese día estaba libre, por lo que planeamos todo para no solo visitar el pueblito de Molina Seca y donde iban a celebrar su enlace en el Hotel rural De Floriana, sino también aprovechar y visitar Ponferrada.
Fueron unos días perfectos y la boda una fiesta de principio a fin. María, Miguel y M, completos protagonistas, más aún si cabe, su perrito M, les quitó parte del mismo. Pero la luz que desprendían los 3 quedó fija para siempre en esos momentos que siempre recordaran cada vez que vean su álbum.
Carpe Diem chicos, seguir disfrutando la vida como lo hacéis